Nombre: Gregorio Fontén
Sitio web: www.gregoriofonten.xyz
1. ¿Cómo describirías el tipo de música que haces?
Me gusta trabajar con el sonido tanto para abrir interregontes y contemplar el abismo desconocido como para bailar y manifestar lo propio. Es importante para mi la canción popular y el paisaje sonoro: el sonido de la palabra como un puente entre el mundo interior y el exterior que desvanece los límites entre lo real y la ficción.
2. Si tuvieras que utilizar categorías de género para describir tu música, ¿cuál utilizarías?
Creo que esas categorías no son relevantes para la creación pero lo son para el que escucha. De todas formas, siempre caigo en la definición «Rock Andino» que para mí es más que nada una actitud que desde la costa de Chile mira hacia la cordillera y hacia el mar: propone tanto un horizonte posible, un camino hacia el futuro mientras recoge, recrea e inventa la identidad que es su sustento y lo sostiene.
3. ¿Qué tipo de sonidos te gusta utilizar cuando compones?
Me gusta partir desde sonidos concretos, presencias sonoras que hayan presentes y reaccionar frente a ellas desde el piano y desde la voz. Cada vez adquiere más importancia en mi repertorio el uso del eco. El eco no como un efecto sonoro, pero quizá como una causa…
4. ¿Por qué esos sonidos son tus favoritos?
La voz es un fenómeno único de la experiencia: está tanto al interior de la mente como fuera de ella; nadie puede escuchar su propia voz como la escuchan los demás; es a la vez el vehículo del lenguaje (o sea de lo social e intrapersonal) y es a la vez lo más propio e individual.
El piano me atrae porque parece ser como un laboratorio de la audición, en donde está disponible un abanico amplio del espectro de audición humana, para ser palpado, para enfatizar ciertas frecuencias, para explorar corporalmente la experiencia sonora.
Los ecos son la ambigüedad de la temporalidad. Escuchar un eco es escuchar el pasado en el presente. Entonces al trabajar con el eco empiezas a dislocar el presente del pasado y del futuro y a confundir los límites entre ellos, creando así un especie de tiempo circular.
5. ¿Cómo creas una idea inicial para una composición? ¿Utilizas un proceso similar cada vez? ¿O siempre es diferente?
Hay diferentes caminos que finalmente siempre me llevan un poco hacia el mismo destino: buscar un entremedio, una danza que duda, una escucha que expresa lo propio…
En esa búsqueda actualmente estoy en proyectos que crean una estructura sonora a partir de la sonificación de investigaciones científicas. La idea es que estas estructuras aparecen como comportamientos sonoros autónomos que yo «investigo» a partir de la canción y la improvisación. Estoy en un proyecto así de astronomía y otro de biología que espero vean la luz pronto.
A la vez desarrollo otro camino que es quizá el inverso: parto desde un impulso melódico o rítmico para desarrollar música bailable o canción popular y que luego empiezo a abrir y desmenuzar en una estructura más amplia que esa expresión personal original…
Por último, trabajo mucho en un formato que llamo «Habladurías» y que son a partir de la palabra y están en un campo ambigüo entre la teoría y la canción, entre la ficción y la realidad.
6. ¿Cuáles compositores/músicos son los que te inspiran?
Podría pasarme la vida enumerando influencias…
Me atrae mucho la canción de Los Jaivas y Charly García, el piano del ragtime y el tango, el Fiori Musicali de Frescobaldi, las óperas de Robert Ashley y Laurie Anderson, los poemas-conversación de David Antin y la energía de Rita Indiana.
7. ¿Por qué la música de estos compositores te llama la atención?
Los Javias y Charly porque creo desarrollan un especie de futurismo de la canción del cono Sur de América. El ragtime y el tango porque irrumpen el romanticismo y lo mantienen desde el ritmo y la disonancia colorística: desde los márgenes de lo aceptable para la cultura blanca-Europa.
El Fiori Musical porque es un drone de armonía tonal, una verdadera catedral de frecuencias en el aire Ashley y Anderson porque logran conciliar la tradición experimental con la empatía social.
Los poemas de Antin porque llevan la reflexión de John Cage hacia la comunicación y la conversación en vez del aislamiento individual. La energía de Rita Indiana que desde la onomatopeya y la salsa electrónica como que desplaza todos los géneros.
8. ¿Podrías escoger una sección corta de una de tus propias piezas y describir cómo la creaste?
Este es un fragmento de la pieza «Cantorama de la V Región», es un trabajo de muchas capas y diferenets etapas que se dan al entrelazar tres elementos. 1) Canción 2) Paisaje sonoro 3) Un sistema computacional autónomo.
El proceso creativo se inició con el desarrollo de un sistema computacional que «escucha» su entorno por diferentes micrófonos, analiza las fuentes y de acuerdo con eso decide reacciones sonoras que tomar. Llevé este sistema a diferentes ambientes en la costa de la V región de Chile y grabé los paisajes sonoros mientras el computador en tiempo real reaccionaba a ellos y yo entonces desde un teclado y la voz hice canciones e improvisé.
Entonces la idea era crear un continuo entre canción y paisaje sonoro en el cual un sistema computacional más que como un sistema de inteligencia artificial funciona como un especie de «chamán artificial» que permite atravesar diferentes mundos…
Luego de ese proceso seguí desarrollando el repertorio en el estudio de grabación y eso es lo que escuchamos…
9. ¿Qué intentabas transmitr al oyente en esa sección?
El continuo vacilar, la oscilación entre la canción y el afuera: seguir expresando lo propio en un mar sonoro que es indiferente a esa expresión.
10. Si tuvieras que dar algún consejo general a alguien que va a empezar a componer una pieza ¿Cuál sería? ¿Qué es lo más imporante de tener en mente cuando alguien está componiendo?
Que no hay músicas más «inteligentes» o más «racionales» que otras, que no hay «técnicas» más objetivas que otras, que no hay «estructuras» transparentes y autosuficientes: que todo se filtra por el gusto, por las inclinaciones, por la experiencia que te toca.
Creo que la creación parte desde el eje propio desde el cual gira todo lo que hay alrededor en un espiral que se expande hacia afuera y hacia adentro. Lo importante quizá es no perder el eje.